Bionicdance 1

Danza biónica

"¿Qué es maleza? Una planta cuyas virtudes no han sido descubiertas." – Ralph Waldo Emerson. El movimiento del planeta tierra al rededor del sol es imperceptible a los humanos, pero no a las especies que integran el reino vegetal. Los árboles y las plantas existen en el marco de los cíclos solares y el movimiento de la tierra en su órbita. La Danza Biónica trata de ilustrar el dinamismo y la flexibilidad de los árboles en antítesis a la ausencia de movimiento que históricamente han percibido los seres humanos. Es una disciplina artística-terapéutica que intenta indagar en el misterioso vículo que une a las plántas y a los humanos. Es una búsqueda incansable, a través de la danza, de un nuevo lenguaje artístico, donde los bailarines exploran su propia expresión utilizando árboles como el ancla y núcleo de su coreografía. 

La interacción de los humanos con los vegetales de una manera estudiada y deliverada, a nivel terapéutico, es casi inexistente. Sin embargo, el autor Marc Silverstone describe una expedición terapéutica, a través de una integración física y emocional con árboles, dando como fruto una firme creencia en el poder curativo y saludable de los árboles. En este contexto, el trabajo de investigación de Mark Pollan en "The Intelligent Plant" reconcilia el debate sobre la inteligencia de las plantas, siguiendo los pasos de Charles Darwin en su trabajo "The Power of Movement in Plants. Some information processing system similar to the brain" gracias a adpataciones óptimas y a muchos factores y variables observables. La cúspide de esta obra, puede ser potencialmente el dar respuestas a algunas de las preguntas sobre el movimiento y la inteligencia de las plantas y el impacto que estas pueden tener en los humanos cuando se establece un diálogo intelectual y físico.

La danza biónica ha sido practicada como una disciplina artística-terapéutica por bailarines de ballet y flamenco, así como bailarines contemporáneos y modernos. El resultado ha sido extraordinario a nivel estético y escenográfico, así como emocional e intelectual. 

YOROKOBU: Los árboles bailan
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